Comunicación que bloquea la compasión
La compasión es un estado donde se desactiva el juzgar; en el que conscientemente se ponen de lado resentimientos y expectativas: preconcepciones del pasado o futuro. La compasión se vive en el presente. Es un sentimiento que suaviza las relaciones permitiendo que nuevas opciones salgan a la luz y que de esta manera nos acerquemos a la vida, a la auténtica vivencia del ser. En el contexto de una clase o terapia, lxs participantes que entran con compasión tienen la intención de vivir en su cuerpo presente y encontrar diferentes opciones que les permitan vivir con más placer. Como maestra y terapeuta, es mi objetivo facilitar un espacio donde lxs participantes exploren esas opciones y enfocar la atención en la libertad del aquí y el ahora. Así mismo, es un honor acompañarles en esos descubrimientos y es mi rol como facilitadora ayudarles a reconocer su aprendizaje y reflejarlo con compasión.
Marshall Rosenberg, en su libro “Nonviolent Communication: A language of life” [Comunicación no violenta: Un lenguaje de vida], identifica cuatro aspectos de expresarse violentamente: Diagnóstico, Denegación de responsabilidad, Demandas y Darle lo que se merece. Explica que es un condicionamiento cultural arraigado en el lenguaje e identificarlo es el primer paso. A lo largo de mi educación y carrera profesional he encontrado maestrxs y mentores que me han ayudado a reconocer el tipo de comunicación que considero efectiva y con compasión. A continuación, listo algunos ejemplos de frases o ideas que bloquean la compasión en su respectiva categoría:
Diagnóstico
“No tienes ese “spicy” que los latinos tienen”
“No lo entiendes, algún día hará click”
“Fulanita es una niña buena e inteligente”
“Eres lento”
“Estás chueca, te vamos a arreglar”
“…están sentados ahí como flojos con sus pompotas”
“¿Qué es ese modelito que haces?”
Imitar físicamente a un alumno exagerando su “error” en tono de burla.
(De)negación de responsabilidad
“Voy a tener que hablarle al director para que venga a disciplinarlos.”
“Tenemos que girar por el lado de la barra porque así se hace en clase de ballet”
Demandas
“Dame 5 lagartijas”
“Haz lo que digo porque soy la maestra”
Darle lo que se merece
“Gracias a Fulanito, todos el grupo esta castigado”
“Si no alcanzamos a hacer el juego al final de la clase, es por su culpa por ser ruidosos”
No es compasivo comparar a mis alumnxs porque no estoy honrando la individualidad en el camino de cada quien. No tengo el poder para decirte lo que entiendes o no; mi trabajo es conocerte y exponer preguntas que motiven tu curiosidad. Yo no corrijo, no tengo el poder para decir que lo haces bien o mal. Te proporciono herramientas para encontrar nuevas posibilidades de movimiento y te comparto conocimiento anatómico que promuevan hábitos saludables. Mi clase no invalida otras técnicas o estéticas; simplemente son otras opciones de movimiento y conocimiento adicional que se puede integrar a decisión del alumno.
Como maestra, mi opinión de ti no tiene espacio en una clase, no es relevante. Si mi opinión es solicitada, la comparto con un fin educativo, con compasión y siendo clara que es un juicio personal. Mi clase no es una exposición de mis opiniones acerca del movimiento, cuerpo o decisiones estéticas de mis alumnos; es una plataforma para que mis alumnos desarrollen su autonomía. El movimiento que mis alumnos generen es de ellos y para ellos, no tengo que pedir lagartijas o cualquier ejercicio y menos castigar físicamente responsabilizando a un alumno.
Rosenberg sugiere “Observar sin evaluar” como estrategia al separar las observaciones de las opiniones. A continuación, listo algunos ejemplos de comunicación con compasión que puedo utilizar en mis sesiones:
“¿Cómo se quiere mover mi cuerpo hoy?”
“Encuentro con facilidad y confianza la manera más eficiente para mi cuerpo”
“Gracias por compartir tu observación”
“Esta es una decisión estética de la técnica clásica del ballet, existen otras que también son válidas”
“¿Qué sucede si al hacer “x” movimiento encuentras espacio en tu cuello?”
“Observo que estas activando un proceso homo-lateral, investiga tu proceso cross-lateral y experimenta sus diferentes posibilidades”
La filosofía de las prácticas somáticas incluye la “Comunicación no violenta” como un pilar básico en su pedagogía. Es mi objetivo practicarla en mis sesiones de maestra-alumnx e incentivarla de participante a participante. Para lograr esto, soy constante en mi conciencia de las palabras y su efecto. También, durante la sesión incluyo tiempo para la observación y actividades que promuevan las observaciones libres de evaluación.
Esto sugiere un cambio de paradigma radical en la educación donde lo tradicional ha enfatizado el rol del maestro o terapeuta como el poseedor de conocimiento y evaluador del desempeño de los participantes en una escala cuantitativa. La evaluación ha sido parte esencial del sistema educativo para determinar si el conocimiento se trasladó exitosamente. Este modelo necesita ser transformado urgentemente por uno que honre el aprendizaje integral del alumno como humano.
Krishnamurti comparte la siguiente reflexión: “El observar sin evaluar es la forma más alta de inteligencia humana”. Así como las demás inteligencias, la comunicación con compasión es una habilidad que se desarrolla. Las prácticas somáticas resultan ideales para internalizar el dialogo no violento hacia mi cuerpo y manifestarlo en movimiento. Como maestrxs y terapeutas, brindemos el ejemplo al establecer un ambiente que celebre los cuerpos y usemos las palabras para acercarnos y conectar con compasión y amor.